Cine Fedora

Butaca roja

3:33 p. m.

Caminos perpetuos

Publicado por Carolina |

Los viajeros del oeste suelen ser individuos desamparados del sosiego de un puerto seguro. Estos hombres se caracterizan por sus modos rudos, sus parlamentos lacónicos y una personalidad férrea, sostenida por una apariencia fría y sosegada. Pero detrás de esa apariencia suele haber un hombre ensimismado por alguna injusticia, perseguido por fantasmas que se dejan arrastrar tras él por esos caminos amarillos y polvorientos del oeste. Al escribir esto pienso en Henry Fonda en The Tin Star (Anthony Mann, 1957), el filme donde comparte roles estelares junto a Anthony Perkins, quien interpreta a Ben Owens, un joven e inexperto Sheriff de un pueblo al cual llega Morgan Hickman (Henry Fonda) en búsqueda de su pago como caza recompensa.

La corta estadía en el pueblo de Morgan le servirá a Ben Owens para adquirir la entereza y coraje que necesita para ejercer su oficio. Sin embargo, la presencia de Morgan en el pueblo crea problemas entre los habitantes, sobre todo entre los rufianes. Cumple Morgan de este modo uno de los rituales de los viajeros del western: donde llegan surgen los problemas o los problemas viajan con ellos. El destino del viajero del western pareciera ser la errancia perpetua. Y en ese viaje hay una huida pero también una búsqueda, tal como lo establece Pablo Pérez Rubio en su trabajo “El western, viaje iniciático por los mapas de la épica”:

En el western, los códigos propios del género —formulados también, no se olvide, a fuerza de una indisociable recurrencia— son capaces de ofrecer implícitamente todo aquello que supuestamente debería ser explicado. Una imagen tan familiar como la que muestra a un jinete solitario llegando a un valle o a una ciudad del Medio Oeste encierra en sí misma, de manera casi obvia, significados ocultos que el discurso posterior se encargará de confirmar. Ante esos planos generales que abren la mayoría de los films del género, el espectador reconoce a un personaje que le resulta familiar: un héroe solitario al que una huella, una hamartía aristotélica del pasado (un crimen imputado que no cometió, la muerte violenta de seres queridos, actividades de discutible legalidad, un error no pagado, una culpa no asumida...) ha obligado a emprender una huida hacia adelante. La acción de este héroe, su aventura, consistirá precisamente en el recorrido de un camino purificador, en busca de la liberación de esa gran pesadilla que es su pasado. Así, este hombre se ha convertido en un peregrino sin camino, un no land's man que hace de su viaje (probablemente sin retorno: a diferencia del film de aventuras, en el western no suele haber viaje de vuelta) la única razón de ser de sus días.

No hay lugar de detención absoluta, sólo estadías momentáneas en pueblos de paso, para luego seguir junto al sonido de las herraduras de su caballo:

WALTER BRENNAN: ¿De dónde viene forastero?

GARY COOPER: De ningún sitio en particular.

WALTER BRENNAN: ¿Y a dónde se dirige?

GARY COOPER: A ningún sitio en particular. Todos los sitios son buenos para pasar de largo.

(The westerner, William Wyler, 1940)



3 comentarios:

Anónimo dijo...

Nunca me acostumbré a ver películas del oeste (más allá de cierto déficit de mi parte en el ámbito de los clásicos gringos).

Sin embargo, hace poco vi “Shane, el desconocido” (si no me equivoco, en inglés es solo ”Shane”), de 1953, y definitivamente heredera y precursora del héroe mítico de estas producciones.

Carolina dijo...

Gustavo, me pasaba lo mismo con este tipo de cine. Crecí asociando la música y el color terroso de estas películas con domingos aburridos en familia. Reuniones en las que los miembros masculinos se sentaban a ver westerns en las tardes domingueras de la ciudad calurosa donde crecí. Sin embargo, ya superado el aburrimiento infantil he podido ver algunos muy buenos títulos dentro de este género fílmico. La película citada es un buen ejemplo de esta aseveración. También hay una que me parece una joya: "La diligencia" de Ford. Y si de plano quieres seguir la pista de la figura del errante el western es una fuente muy rica.

Anónimo dijo...

Precisamente a ese déficit me refería, a las películas de Ford y de Houston, entre otros. Definitivamente tengo que verlas.

De hecho, es el colmo que no haya visto ”La diligencia”, con lo que me gusta a mí “Bola de sebo”, el cuento de Maupassant en el que se basa.

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